CHE GELIDA MANINA


Dedicado al Vizconde de Valmont y a Sayory doquiera os encontreis con vuestra música.

¡Qué manita tan fría!
Déjeme que se la caldee.
Buscar, ¿qué importa?
En la oscuridad nada se encuentra.
Aunque, por fortuna,
es una noche de luna, y,
aquí, la luna la tenemos cerca.
Espere, señorita,
le diré en dos palabras quién soy,
qué hago, cómo vivo.
¿Quiere?¿Quién soy?...Soy un poeta.
¿A qué me dedico?...Escribo.
Y, ¿cómo vivo?...Vivo.
Aun en mi pobreza despilfarro,
como un gran señor,
rimas e himnos de amor.
En sueños y en quimeras
y en castillos en el aire tengo el alma millonaria.
Y ahora,
del cofre de mis tesoros me roban todas las joyas dos ladrones:
Esos bellos ojos que han entrado con usted,
y, mis sueños de siempre,
mis bellos sueños, veo evaporarse!
Pero no importa que me los roben
pues han hecho renacer en mí una dulce esperanza.
Ahora que me conoce, hable usted;
vamos, hable. ¿Quién es?
¿Le apetece decírmelo?

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