AVES DE RAPIÑA


Haciendo inventario de los tan lejanos recuerdos del extinto último finde, mientras trato de asimilar la impresión causada por el espectáculo de Momix en el Teatro Rosalía de Castro, y con el paladar todavía empapado de Almax tras el duelo al bock con el condenado Barón, que aprovecha mis inversiones en ginebra para humillarme a los dardos, acude a estremecerme la desvergueza de dos mujeres antes de que lo haga el apetitoso bocadillo de jamón de la Puris que cenaré esta noche. Incapaces de regentar una hacienda sin el caudal de los inciertos geltilhombres que sufragan sus vicios, cometen la osadía de alardear de las impertinencias con las que premian a sus generosos mecenas, que borrachos de compañía, destierran el fantasma de la soledad con dos alcahuetas de corazón mercantil mientras permanecen en su tálamo vírgen de caricias y expósito de avaricia, hasta que su instinto de supervivencia seleccione un huesped más noble, el próximo Hilarión de su particular comedia de hurtos consentidos, despreciables carroñeras sin alma...

1 comentarios:

El baron rojo | 10:20 a. m.

Bien cara que me la hizo pagar con su resultado en la quiniela el día siguiente.