TURQUIA-POLONIA

Nuestra hora ha llegado. Por fin, la Champions está al alcance de nuestras botas. Tras una mediocre primera vuelta, que hizo soñar al deportivismo más pesimista e inepto en reeditar los viejos duelos en Ipurúa (No es una mera quimera, por lo visto), en la segunda, los blanquiazules apelaron a tácticas pueriles para recolectar puntos, veinte minutos de presión, un gol, nadar y guardar la ropa. Con esta idea, nos hemos situado a 3 puntos del cuarto, el Español del Gran Tigre. Si somos capaces de repetir esta fórmula, el Depor se convertirá en el mejor equipo de la última mitad de liga.

El Sábado nos visita el futuro campeón, el Barça, al que de vencerle, pondremos los dos pies en puestos europeos, habida cuenta que los clubes ocupan esas posiciones en la actualidad, fallan más que una escopeta de feria. El “team” del “dream” de Joan Laporta respeta mucho Riazor, no en vano suele ser un feudo inexpugnable para los catalanes, y así debe serlo. Para ello, la concentración debe ser máxima durante los 90 minutos. Deco, Guily y Ronaldinho nos pueden hacer un traje en un instante, no debemos tener esos despistes que tantos puntos nos han costado esta temporada, porque a estas alturas, un nuevo fallo nos apartaría definitivamente de la pelea.

Pero este es otro Depor, capaz de vapulear al Madrid, y dejar con un palmo de narices al Valencia en Mestalla. Como adelanté hace meses, Coloccini ha hecho temible a este grupo, porque las grandes escuadras, se hacen fuertes desde atrás, y ahí es donde se encuentra la debilidad de nuestro rival: Oleguer es uno de los peores centrales que he visto, junto al sobrevalorado Ivan Helguera, y Víctor Valdés, amén de tonto, es un porterillo de fútbol sala. Irureta debe ser valiente y alinear a Víctor y Luque por las bandas, para que busquen la espalda a la defensa culé, dejando que los centrales y los hombres de mediocampo se sumen al ataque para golear al campeón catalán. No hay que contagiarse del talento barcelonista, entrando en su precisista juego de toque, en este partido, lo nuestro será cederles el balón, robárselo y apuñalarlos a la contra. A poco que nos salgan bien las cosas el público llevará en volandas al equipo hacia su tercer triunfo consecutivo, y el Lunes, despertaremos sextos en la clasificación, tras una noche de rock en la mítica Tasca.

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