REGRESO A LA CIUDAD DE LA LUZ


Un pájaro de papel en el pecho
dice que el tiempo de los besos no ha llegado.
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Vicente Aleixandre
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Mi bautismo en París se produjo siendo el siglo un enfermo terminal, precisamente cuando la miseria se mofaba del inútil denuedo por salvar el simpático, previo al necesario fin a mi confinación, aunque realizando un ejercicio de sinceridad, alguien que pretende marcharse probablemente lo ha hecho ya, en mi caso, con seguridad mucho antes de aquella tarde en la que me sorprendí preparando las conversaciones que le propondría cuando decidiese dar por finalizado su provisional periodo de privación. Yacía sesgada, fiscalizando desde la improvisada yacija el transcurrir de los errantes que trataban de resguardarse de la inclemente pluie con esas grotescas béret, hasta cierto momento ìnesperado en el que me obsequió con aquella mirada pagana que siempre lamentaré no haber contemplado, en aquel instante me hallaba en el De Gaulle, desesperado por hacerme entender con algún amable coursière, suplicando instrucciones para dar con la puerta de embarque, aunque cabe la posibilidad de que fuese en el Internacional de Orly, bendita memoria selectiva que borra los infaustos recuerdos con aroma de error, que por fortuna no regresan mañana conmigo a la espléndida Ciudad de la luz. Ojalá encuentre tanta paz como la que dejó.



2 comentarios:

El baron rojo | 1:36 a. m.

Disfrute del retiro espiritual y no tarde en volver, cuando sé que no me lee regularmente se me va la inspiración...

MONTECRISTO | 2:14 p. m.

Regresaré con las pilas cargadas amigo Barón, y con mucha sed tras diez días de abstinencia. El Viernes 28 pretendo congregar a "La Resistance" para comentar las incidencias parisinas...Mientras tanto, confío en su talento.