Hagan balance, miren hacia el cielo, sopesen lo vivido y juzguen como respiran, más de uno lo hará por última vez, otros se quedaran embelesados por los recuerdos de calle Melancolía y a los más prácticos entre los que me incluyo, les sobrecogerá la sensación del deber realizado, de haber utilizado la escobilla con una destreza imposible para evitar que los restos de la carroña se adhieran cual clavo ardiente al vetusto y maltratado mármol del traidor de Roca, otro cabrón que se ha sacado de la mano un ERE sin justificación. Ya lo decía el hippie de mierda ese, corren malos tiempos para la lírica, el Southern del Feudo es un matarratas y sin embargo el querido Goldfinger cada día canta con su violín en el tejado, pese al embargo ferrolano del Vargas de las chabolas, pero no se disguste amigo Sastre, no me meto con Manolo, sigo siendo el jodido amo de Brooklyn, o al menos eso dicen eso de mi los entrañables barandas cuando despierto en algún tugurio insomne de la Plaza Garibaldi. DESENLACE DEL AÑO
Hagan balance, miren hacia el cielo, sopesen lo vivido y juzguen como respiran, más de uno lo hará por última vez, otros se quedaran embelesados por los recuerdos de calle Melancolía y a los más prácticos entre los que me incluyo, les sobrecogerá la sensación del deber realizado, de haber utilizado la escobilla con una destreza imposible para evitar que los restos de la carroña se adhieran cual clavo ardiente al vetusto y maltratado mármol del traidor de Roca, otro cabrón que se ha sacado de la mano un ERE sin justificación. Ya lo decía el hippie de mierda ese, corren malos tiempos para la lírica, el Southern del Feudo es un matarratas y sin embargo el querido Goldfinger cada día canta con su violín en el tejado, pese al embargo ferrolano del Vargas de las chabolas, pero no se disguste amigo Sastre, no me meto con Manolo, sigo siendo el jodido amo de Brooklyn, o al menos eso dicen eso de mi los entrañables barandas cuando despierto en algún tugurio insomne de la Plaza Garibaldi. REUNION DE PAJAROS

A LAS CINCO DE LA TARDE
Pero no acuciemos a los acontecimientos, todavía es madrugada, no oscurece pero aún no pavonea el sol, la noche todavía nos puede conceder los presentes cautivos, que aunque generosa hasta la fecha, podría alcanzar una prodigalidad inesperada y contingente entregándonos a los brazos de la misma locura, la última. Concédanos pues, el temple imprescindible para poner linde a nuestro pujante brio, para que el tiempo que nos queda por vivir haga justicia al concedido por los astrágalos, la mesura para controlar un exceso de pujanza que podría dar al traste con nuestras ansias de trascender, ahora que por fin lo justo, nos parece tan necesario.
No lamentemos por tanto el alumbramiendo del elegido para corregir nuestra esquela, dar sepultura a los huesos y fisgar en nuestra boca alzada a la caza de una pieza dorada con la que tapar algún agujero indiscreto, coge fuerza para que en el terrible Ulterior sus piernas sostengan sólidas el traje de pino que nos ha de llevar al Valle de Josafat y que no las haga temblar hasta el bochornoso ridículo de entregarnos a la tierra sin haber profanado su vientre, pero entretanto se estira irremisiblemente, sigamos escuchando la brisa del mar, el bohemio sonido de un acordeón en la Calle Real, el incomprensible soliloquio de un borracho en una cantina y contemplando aquiescentes los hermosos amaneceres teñidos de gris, porque el caballero siquiera es aprendiz y hoy todavía presumimos de acomodarnos en los taxi por nuestro propio pie, aunque en el remate, amanezca sin posibilidad de interponer recurso ni exista piedad para los pecadores.
LEAVING LOS VINOS
Nos juramentaremos agazapados entre las cubetas de cualquier tabuco planeando la noche en la que regresará Valmont, esa en la que nos haremos fuertes en el Buenos Aires al frenético ritmo de un rock and roll con fecha de caducidad, sin olor a amizcle, nunca liquidaremos nuestro pasado insigne, ajenos a esos alardes jactanciosos a la manera de los que residen arrendados en la Villa del recuerdo, allá por las dos Sicilias, cándidos, sometidos y subyugados aguardando impacientes las maquiavélicas instrucciones de Milady de Winter, próximo fichaje de la familia Aragón para sus giras cómicas.Retemos a las estrellas, mientras la luna guíe nuestros pasos, los Rivera sigan engordando su caudal, la de Bande cuide las comidas del Coronel de Mantelería y los detritus no abandonen sus contenedores, habrá un motivo para seguir sintiéndose grande: La noche del Domingo cabalgará a nuestra vera el Sastre de la Masía, templario custodio del Santo Bock.

