MUJERES QUE FUMAN

...e incluso hablan con los hombres, como suele afinar el entrañable Inspector Rouco.
Esa clase de mujer pasea sus nada desdeñables encantos por los garitos perversos de la ciudad, tratando de financiar la noche con un Valmont mejorado por el mosto, faraones musculados con tarjeta domiciliada en la cuenta de papá, o atípicos seductores sin mayor encanto que la palabra, tan deshonesta como desbordante, dejando alguna pequeña fisura a la improvisación.
Como los estilistas y los barman de buena reputación, eluden las conversaciones importantes salvo que el guión así lo requiera, "negocios, nada personal" y solo al rehacer la cama, su aroma mezclado con el del alcohol nos hace sentir seguros de que la noche pasada no ha sido un sueño, desaparecen sus caricias pero su recuerdo perdura toda una existencia, el de las mujeres de nuestra vida, se quema como a una bandera del Celta, sin compasión y cuidando de apagar bien las cenizas, no sea que el incendio albergue esperanzas.
" Al abrigo de la madrugada, sin nada que decir. En las noches cansadas no tienen prisa por partir " ("' Las Chicas del Roxy". Loquillo y Trogloditas)

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