HECHICERAS


Las hienas aguardan por un momento de debilidad para metaforsarse en hiedra y abrazarme con rencores. Clavan su mirada impertérrita esperando a que el sueño me sorprenda, el agotamiento firme el diem perdidi, o el espíritu indomable vaya al servicio a aliviar al de Arguineguín. Soy mensajero de paso, nómada incurable atrapado en la habitación de Fermat, agachando la cabeza a los efectos secundarios del transcurrir del tiempo corrompiendo mi esencia y quebrando mis huesos, llorando que Granada amaneciera aquel día sin Federico, Cádiz sin Rafael y España sin Pasionaria , sin la tercera con el morado en la bandera, solo en el corazón golpeado por los versos.
Sabed no obstante, que vuestra confianza os debilita, delata una soberbia que al final del cuento terminará por obsequiaros con una estaca en el pecho, porque nada se extraviará con vuestra ausencia, porque sigo siendo aquel ave rapaz de Landázuri, mirad mis alas.

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