COMO COMER ESPAGUETTI (Y III)

Fascina como la Bellucci a los tipos solitarios el ripio en Internet, escupir naufragios imputando al Lequio de turno las aflicciones que desconsuelan sus anodinas vidas, anhelando soñar despiertos y poseer lo que nunca se ha tenido, o imaginar que alguna vez la codicia de su alma fue saciada en el balneario que nunca fundó Walt Disney, el de Battle Creek . Otros sin embargo, presumen en la red, su supuesto talento a descubrir aflora cuando se convierten en el hombre-bobo, el ingenioso Pianista o Paquita la bruta, ya saben, aquella mujer que se bajaba las bragas a pedos: La marginación acude al blog para justificar una existencia sórdida, media botella de tinto barato consagrando la cena a base de congelados de cada noche y de postre, reto al solitario, guardando cola para que algún poeta bloguero cambie su suerte y que la Cábala de desgracias pase a alimentar al Momo de San Juan, alguien que cada desayuno les recuerde que los calcetines con los que acude a trabajar son de diferente tonalidad, que es mejor estar atento a esos detalles, y poner una lavadora de vez en cuando para evitar situaciones embarazosas, como no encontrar mudas limpias. De su oscuridad, nacen sus intrascendencias, sus grandiosos artículos que nos enseñan a comer espaguetti, pero no saben que a nadie le importa...

2 comentarios:

Sayory | 12:51 a. m.

Jajaja, creo que capto...


Por cierto, hoy tocó spaguettis en la Calle Noya, eso en el Barrio de las Flores nunca ocurriría.

MONTECRISTO | 7:42 a. m.

Salvo que acudiese el hijo pródigo...