VUELVE QUIQUE VALMONT


Va de homenajes. Hace unas lunas el facineroso Fernando Stone, relegaba sus zahores en el por afecto no arrendado y sin embargo anidado inmueble próximo a Principe de Vergara, disipándose de la Capital sin duelo, pese a lo extraordinario de la madrileñísima ciudad y su rumboso retiro en el parque, pero que llegada la hora, solo los nóstalgicos o prepúberes se encadenan a su Puerta del Ra, desdeñada y marchita Verbena del Grajo.
Ayer, mientras consumía el Chester matutino aguardando al Agente, un sms divulgaba el inminente retorno de Quique Valmont, nuestro modernista afincado en la Ciudad Condal, donde su corazón se cristalizó en Rubí, y su trasero fue tasado a precio de klondike por un travestido con bozo del Barrio Gótico. Me hablaba de Walken, el genial Cristopher, inolvidable en "El Cazador" y en "Cosas que hacer en Denver", y de un sinfín de vivencias que me contará en dos o seis paseos de Jaime, "le propriétaire de la barre de temple", de su surtidor a nuestra mesa. El súbito e insospechado flashback me hizo rejuvenecer una década, situándome felizmente"Al calor del amor en un bar":

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