HASTA PRONTO CONDE DE VALMONT


En la noche de ayer, tras varios sorbos de la sabrosa cerveza de Jaime, me despedí una vez más del Conde de Valmont, Duque del Ventorrillo y Marqués de Rubí, el gran Quique Castro, bohemio por antonomasia de entre todos los incautos que en todos estos años me han brindado su amistad con suma generosidad. Como cada vez que un amigo parte, "algo se muere en el alma", pero en esta ocasión no tanto. El bueno del termógrafo ocasional declaraba después de varios años y bocks su profundo amor por la ciudad de cristal, lugar donde se crió y se hizo escritor, y quiero leer entrelineas, su deseo futuro, de retornar a los infames garitos en los que se forjó como seductor. Entretanto, mientras el tiempo dilata su justicia, dediquemos un justo post a uno de los más grandes compañeros de camino, a estas horas en Barcelona ciudad, posiblemente recordando que "he visto a Loni Jones", y que por lo tanto "malas lenguas hablarán".



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