GRANDE PABLO


La entrevista con el señor Dari resultó un éxito, como había vaticinado. Aquel encuentro con el individuo de aspecto semejante al genial Moncho Borrajo no podría haberse concretado de otro modo. Los acontecimientos se produjeron de tal forma que el éxito parecía garantizado. Observé al Piamontés a la vez que él hacía estudio de mi persona, hasta que me percaté de la desnudez de su dedo anular de ambas manos, sus facinerosos ojos inyectados en sueño y viajes, y su inquietante sonrisa mientras contemplaba como expresaba mis impresiones acerca del bueno de Pablo. A los diez minutos no cabía duda, era "trucha". Tres días después, Pablito estaba contratado, y un poco más tarde, hoy, lo celebraríamos por los garitos más cutres de la ciudad. Enhorabuena culé del exilio.

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