UN EQUIPO DE ENSUEÑO


Las leyendas se forjan a base de sufrimiento y esfuerzo. Aquella inolvidable tarde del 10 de Junio de 1991 se ponía fin a una década en el infierno, de ascensos frustrados, descensos y aquel gol salvador de Vicente Celeiro que evitaba la desaparición del alma de la playa de Riazor, el Depor, nuestro orgullo blanquiazul. El Murcia sucumbía por la heroica, con dos goles de Stojadinovic tras incendiarse parte de la grada de Preferencia. Estábamos
en Primera, y como a nosotros nos gusta, fieles al sufrimiento, como así permanecimos la siguiente temporada en la que nuestras lágrimas afloraron cuando Arsenio Iglesias, "O Zorro de Arteixo", reclamaba para si la presencia del zaguero Martín Lasarte al finalizar el partido de vuelta de la promoción ante el Betis, en el entonces Estadio Benito Villamarín ("Martín, cuanto hemos sufrido"). Se fraguaba algo grande, Dios estaba por fin con nosotros, y a su impoluto blanco le añadió a su casaca el azul del Mar. El Cordero bajó de los cielos en forma de Bebeto.
Junto a
Jose Roberto Gama de Oliveira, el gran Mauro Silva, el genial Fran O Neno, Nando, López-Rekarte, Ribera, Albístegui (luego Voro), Aldana, Claudio Barragán y el arquero Liaño, conformaron el denominado Superdepor, escuadra inolvidable que apasionó a medio pais. Se trataba del humilde que cuestionaba la autoridad de los grandes, y eso enganchaba junto al preciosista juego desplegado por los de Arsenio. Este equipo perdió la liga como no, en el último segundo tras el penalty marrado por Djukic, pero en 1995, las lágrimas de entonces se tornaron felices, conquistaba su primer título, la Copa del Rey, la más larga de toda la historia, pues fieles a nuestra esencia, se disputó en dos días, debido a una tormenta que inundó el tapete del Bernabeu. Después, ganariamos una Liga, otra copa(centenariazo) y dos Supercopas, conquistariamos Europa, pero sin aquellos hombres que nos llevaron a la élite, y esos otros que nos hicieron codearnos con los mejores nada de eso hubiese acaecido. Al blog de la Tasca no se le pasa desapercibido el hecho de que gracias a ellos, somos los que somos.
El pasado 3 de Septiembre pudimos darles las gracias nuevamente en el Coliseum del Deportivismo, y he de reconocer que un nudo en la garganta me impidió corear una vez más sus nombres, para siempre grabados en mi corazón. Gracias por haberos puesto en mi camino, y a ti también Djalminha.



1 comentarios:

El baron rojo | 10:13 a. m.

Brillante hasta mi alma de merengue recalcitrante se emocionó el domingo y coreó a Bebeto y compañía.