ENESIMA DECEPCION DEL DEPOR


El Celta nos ha tumbado en Riazor, donde su público, solo encuentra alivio a su desconsolada pena en los airados insultos profesados a Diego Tristán, para los "entendidos", el gran culpable de todos nuestros males.
Pero esto no es cierto, lamentablemente. Las finanzas han tumbado a nuestro club, arrastrándolo a la mediocridad, a los polos veige de cuello vuelto, a las gafas de pasta dura, y a los inquietantes pantalones de campana. El Depor ha involucionado en el último quinquenio, pasando de codearse con los grandes a temer que el Getafe, a un punto a esta fecha, nos supere en la tabla clasificatoria, en la que nos encontramos condenados a luchar por la séptima plaza que nos concedería la posibilidad de disputar la Intertoto. Eso, o rezar para que el Sevilla conquiste la Copa de la Uefa.
No merecemos más de lo que tenemos, y lo adquirido, es fruto de la sinrazón, del Presidente, y del socio blanquiazul, que durante años ha celebrado las excelencias de jugadores mediocres como Scaloni, Duscher o Munitis en detrimento de la calidad de otros como el mago Djalminha, Víctor Sánchez del Amo o el repudiado Diego Chevalier. Nuestro estadio se ha poblado de ignorantes, de catetos futbolísticos cuyo objetivo semanal es ingerir la mayor cantidad de carne posible, eludir la prensa escrita no deportiva, y mejorar su vocabulario incorporando frases de Los Serrano. Nuestro club se ha ido poblando de jugadores con una técnica lamentable, pero dotados de un físico "impresionante", hecho el cual, unido al resurgir del Flaco, nos ha servido para firmar una primera vuelta envidiable, pero que a la larga, cuando los esfuerzos se acumulan y los equipos se compensan, arriba solo están los que además de hormonas tienen calidad.
Busquemos nuestro camino, nuestro norte, o este equipo es carne de Segunda División.

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