La estupidez, como el fuego, no encuentra demasiados obstáculos para deslizarse entre las rendijas y hacer estragos. Todos conocemos a algún abanderado de la gilipoyez, algún que otro analfabeto funcional, o cretino al que tirar migas de pan en el parque mientras paseamos al perro. La historia de la humanidad recoge una inmensa lista de majaderos con éxito, solo basta visitar esa inmensa fuente del saber que es la wikipedia, cualquier blog elegido al azar, o leer las críticas de cine de un periodísta local en el diario de mayor venta en Galicia, para percatarse de que uno puede formar parte de la gruesa nómina de mentecatos universales. Pero también los hay más modestos y por ello no menos perniciosos: Se sientan junto a nosotros en el trabajo, en los cines, en los bares, conspiran contra nuestra inteligencia y poseen el atrevimiento que les concede su ignorancia, llevarles la contraria supone sumergirse en los óceanos del rencor y la venganza, del insulto y la violencia. Los médicos recomiendan no mojarlos con agua ni darles de comer después de medianoche, de hecho, suministrarle alimentos aparte. Las autoridades sanitarias recomiendan su consumo responsable, así que ya saben.Music Videos by VideoCure
