
Además, seguro que el Yedai sabrá comprender, a pesar de que reciente, Fisiostone comprobó su ligera debilidad de vientre cuando la cosa se torna seria, trazando el viento la figura de la mona lisa dominicana de la Masía aprendiendo inglés, y planeando el Cardenal el crimen perfecto del cabronazo de su gato, terrorista de las siestas del prelado. Para el riguroso ritual, eligiremos la santa compaña de bodyguards, y aspiraremos a que Atocha sea algo más que una estación de paso, ara de consagración de los neófitos neoprogres aprendices de gauchemakers, alentados por el ceremonioso y auténtico rey del pollo frito, José Manuel Sande García, más vividor que el propio Joaquín de Úbeda, por éstas.
Dios salve a la reina.
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