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"De todos los bares de ginebra en todas las ciudades de todo el mundo, va y entra en el mio"
Haven't Found What Im Looking For Live From Milan - Watch more funny videos here
Puedes atrapar el viento, llevar a casa el mar, evitar que pase el tiempo, pero no puedes, no puedes dejar el rock.
En el ya lejano 1.999 escuché por vez primera esta estrofa de la canción de Los Suaves mientras trataba de hallar el rumbo perdido tras el inesperado naufragio en la Isla de los hippies. Tras confesarme institucionalizado y hallarme corrupto y sucio, sentí la necesidad irrefrenable de reencontrarme y reté al viento y mar en busca de una segunda oportunidad, que dos Jack Daniels después de la fuga, hallé entre los brazos de la lozana andaluza, aunque en ocasiones me vi forzado a picar entre horas para asombro, irritación y crispación de los hoy devotos de julandrones. Estos mis entonces acreedores morales, jamás actuaron con la misma indignación con aquel mal recuerdo que únicamente me aportó catar las croquetas congeladas de frudesa, que por más que me diga el querido y añorado Gato que de todo se aprende, incluso de las malas experiencias, siempre le replico que no es necesario probar la cocaina para saber que es dañina, para muestra el agua de fuego de Gold o el sainete de esta noche, que junto a la Condesa, recordaremos que otrora fuimos más jóvenes, pero menos expertos y más porfiadores. Por si alguna duda quedase, mañana repetiremos experimento junto a Marquitos, Pablito, Barón Rojo, Stone y Valmont, no sea que la noche se olvide de nosotros, incapaces de que pase una semana sin evocar sus aromas malintencionados.
Fuente: canaldeportivo.com
Los cimientos de este gran Depor fueron forjados por hombres como Jose Luis, un auténtico fuera de serie.Descanse en paz.
Solo la inquina le permitía abandonar aquellas sábanas ambarinas que le cobijaban entre sus estrías, la misma que demandaba a voz en grito la presencia de un tranquimazin que acallase sus fantasmas, que cada noche con premura, afluían rigurosos a su cita con aquella mujer que algún día fue joven, pero en la que el transcurrir del tiempo, había hecho una atroz fractura en su figurada, idílica e imperecedera belleza. Atrás quedaban los años de cortesana, de Valmont, de galantes aspirantes a servir la paleta del azúcar con el que equilibrar el medio cítrico con el que acostumbrabra a envenenar el té, de largos paseos con los canes frivolizando sobre el devenir de la vida y de cenas en el Moulin Rouge, acabado el caudal, finalizado el ritual, muerta la lozanía, las aspiraciones, la esperanza, la vida. Solo ansiaba enloquecer sin remision, seguir el camino de algún ser querido empujado al abismo del seppuku, evitando para si el dolor de la soledad, del olvido, de las llamadas en sueños de aquel hijo que nunca llegó a sus entrañas, porque ningún hombre tuvo arrestos para concederle su gran anhelo, probablemente aterrados porque la criatura naciese con los estigmas de la madre.
Cerró la puerta del dormitorio no sin antes abrir las ventanas de par en par, en un futil esfuerzo de que aquel ambiente tan cargado se disipase con la entrada del aire fresco, pero ni el viento osó mancillar los góticos aposentos, temeroso por la presencia de aquella vieja Dama que de moza, había retado al mundo, a Dios y que hoy escucha conversaciones de dominó de un cuarteto de borrachos, revisa con ansiedad sus erosionadas fotos y continúa tratando de engañar a los pocos que escuchan sus marchitos delirios de grandeza, cada vez menos.