
En todo este tiempo he tenido tiempo para reflexionar y comer marisco, percatándome de que en el origen se encuentra el tino, y que lo razonable es la excusa que utilizan los imbéciles para hacernos más dociles, para someternos a su gris vida, y así rociar con unas gotas el secano de su lamentable e injustificada existencia. A la caterva de necios sobre la que escribía Quique Casanova Castro, les advierto que me convertiré en su azote, su peor pesadilla, su censor de noches repletas de cocaina y despilfarro, desolador presente y futuro.
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