QUE COÑO, HOY ES VIERNES!


"Soy muy mal novio, un pesimo amante y peor marido. Pero un estupendo amigo." (Joaquín Sabina)
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Ya se imaginan ¿entonces para que se lo voy a explicar? Olviden sus problemas y obligaciones por esta noche, saben bien donde encontrarme.
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El video está dedicado a Fernando Ribas Stone, el hermano tarado con el que me ha castigado Dios:


RIGOR MORTIS


"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia."(Edgar Allan Poe)

Abandónense al cinismo de sus semejantes, peloteen lo que puedan para medrar, no discutan las injusticias ni los atropellos y probablemente abrazados por el temor que les empuja a actuar así, serán felices el resto de su vida, si es que por dicha entienden languidecer frente a un collage de pixels gilipoyeando en el facebook, visionar bodrios ZAZ (Zucker-Abrahams-Zucker) o cagar a gusto mientras leen El Mundo, o cualesquiera que sea el períodico que acostumbran a leer, si es que todavía lo hacen. Tampoco olviden manifestarse políticamente correctos, comprometidos con los problemas del globo terraqueo, hacer profundas declaraciones de intenciones y aparentar ser terroríficamente liberales, sin olvidarse de fingirse eruditos en su formación académica, la necedad siempre ha sido muy osada. Por lo que a mi respecta, celebro poder continuar riéndome ante la imagen que devuelve el espejo, incluso cumplido el rigor mortis.



LIBERTAD LLAMA A LA PUERTA


Definitivamente he comprendido.
Todo el que bulle o hace ruido o grita
y gesticula y queda, unos instantes,
en la primera página de un mundo
inútil, locuaz mudez de muerte
representa. Paso fugaz, ira fugaz
es en el amplio conocer que olvida,
máscara, son, viento de una mañana.

Pero aquel que se sabe poderoso,
encauzado en el mar, llamado dentro
de una mortal entrega, de una lenta
labor, en la que vida o muerte sólo
es material de arquitectura o tránsito,
aquél que sufre y calla, acepta y toma
su herramienta, derrumba y edifica,
desnuda y viste, y multiplica el único
instante concedido, siendo humilde
penetra victorioso, pues conoce
que su ámbito es la luz y allí es su triunfo.
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Jesús Hilario Tundidor ("Después que cae la sombra")
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Vacaciones. La enfermiza obsesión agoniza, un par de semanas más y volaremos del convento, disfrutaremos de los desayunos pausados, los vermouth previos a las comidas con siesta y las noches sin fecha de caducidad, porque durante un mes el mañana, únicamente será un adverbio de tiempo.
No obstante, tomemos precauciones, conviene ser cautos, aquel martillo afanado la tarde de hace ya unos cuantos años, cuando abandonamos el domicilio paternal, debe ocultarse seguramente entre la indumentaria inviernal de la Condesa, en esta morada somos así, las babuchas se archivan en la fresquera y el limpiacristales junto a las Fontaneda, integrales, por eso de los abyectos triglicéridos. No nos empecinemos, aflojemos, en algún lugar de la casa debe hallarse, esperando volver a sentirse tierno y fructífero, aunque sea para majar el vituperado teléfono móvil, cordón umbilical durante este período de libertad con el centro de trabajo. Llegado el momento, no dudemos, no vacilemos ni por un segundo, el condenado cachivache debe evaporarse en Agosto, seguro que alguien no titubea en llamar porque no encuentra un bolígrafo o no quiere exprimir en demasía su materia gris, no hay lugar a la condecendencia, nos encontramos tan cansados...


SHANGRI-LA

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No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.
Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.
Con dignidad murió. Su sombra cruza.
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Vicente Aleixandre ("El Olvido")
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La búsqueda de la ciudad perdida de James Hilton ha pasado a ser una obsesión, la arbitrariedad ha pasado a formar parte sustancial de nuestra vida, ahora que nos acercamos firmes a su ecuador. El sosiego y la armonía han derrocado a la agitación y al bullicio, y las recapitulaciones, huelen a rancio pasado desprovisto de relieve, nada de lo sucedido parece importante, aunque parafraseando a Séneca, asimismo hay que reconocer que todo espiritu atribulado por el futuro es desdichado.

Por eso, prestándole toda nuestra atención al filósofo, elaboremos con ahínco el choque con los Cuarenta Ladrones, Johny Flatos, Jujú, Joda y los demás delincuentes del Barrio, la manada de lobos que suele custodiarme los imprudentes Viernes, cuando el debate semanal carece de trascendencia, y las meditaciones, acusan de un dispendio abultado de éter a su glosador, solo lo irrelevante parece detentar solidez al amparo de la luna de Julio, lo minúsculo se envalentona arrullado por el céfiro marino, mientras todavía tratamos de hacer vibrar los fundamentos de una urbe que nos ha contemplado madurar y a estas alturas de la gala, reir más que nunca.



EL TAMBOR DE HOJALATA


En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
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Alejandra Pizarnik ("El miedo")
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Como un ladrón a medianoche, el profeta conspirador urde retorcidas intrigas con las que abatir a los escasos héroes en la clandestinidad. Encarcelada la reserva, repatriada la leal legión extranjera y disueltos los pocos locos convictos que mantenían su posición en el frente, la esperanza muere a los pies de los gualdos sindicatos, incapaces de concertar condiciones de un concordato sin represalias. Se avecinan tiempos difíciles, en los que creer en Dios se presenta como la única disyuntiva laudable a la batida en la que sin lugar a duda participaremos, cuando esos malditos cachorros opulentos den con nuestro paradero y nos incauten con violencia lo conquistado durante siglos. La alternativa a la devastación, hurgar en lo más profundo de nuestra alma para atinar con lo que algún día fue nuestro, el disipado espíritu de Wallace, de Little Big Horn o porque no, el del celebrado Centenariazo, sin olvidarnos de escuchar atentamente el retumbar de los tambores de hojalata.


VICIOS ANCESTRALES


Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos. (Confucio)
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Ahogado por la extorsión cotidiana, dejaré golpear mi rostro por el aire aflorado en el seno del océano una vez acomode el vagón agenciado en aquella bendita tómbola de couchè. Como cada Viernes, ensayaré la fragancia del albedrío, la incertidumbre del caos, desoiré el rencor de los indignos mientras admiro la luz de las estrellas, abandonando mi voluntad a la de la psicótica siniestra, que seguro encuentra deshogo estrujando el asa del profano cáliz, dejando que los minutos caigan, sin ofuscarse lo más mínimo con ello, porque no existirá móvil para la prisa. Errático, vagaré por las hermosas calles de la República, sin dirección, camino, albergando la esperanza de que la peor de las localizaciones sea la actual, velando por los inquilinos de Chester, no sea que por un descuido se quede vacía la mansión y desluzca el idílico paisaje que mi cansada mente dibuja mientras escribo estas lineas, cualquier pormenor parece primordial, hasta para el más insignificante proyecto, siempre y cuando éste se fundamente en la ilusión, materia de la que se compone la felicidad.


TURBIOS PASAJES

Hoy buscarás en vano
a tu dolor consuelo.
Lleváronse tus hadas
el lino de tus sueños.
Está la fuente muda,
y está marchito el huerto.
Hoy sólo quedan lágrimas
para llorar.
No hay que llorar, ¡silencio!
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Antonio Machado
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En la firme convicción, la vindicta encontró su lugar y cuando algo tan indecoroso tiene coartada, no alberguemos ni la duda razonable, el cielo se ha puesto de nuestra parte.
En un acto sin precedentes, enmarañemos entre los recuerdos, en aquella brisa veraniega que nos turbó, en aquel perfume perpetrado por Suskind que llegó a aturullarnos y aquella Villa a la que solo hemos tornado para degustar durante breves instantes la complacencia del acaudalado, reconociéndonos susceptibles de ser enviciados, inapelable efecto colateral del buen vivir. Entonces, avalando nuestras evocaciones ebrios de soberbia, sin valorar la contingencia de que, convertidos en lustrosos correos del Zar, ajenos a la celada que nos presentaba la sinrazón en aquel turbio pasaje, pagamos un alto coste de oportunidad, los años extraviados que no rescataremos en nuestros sueños y un perenne delirio adventicio que eventualmente nos sobreviene para alertar al lobo que damos amparo, que yace, velando armas para una nueva batalla, que conociendo al mefistofélico contrincante, a buen seguro se planteará.