RECONSTRUYENDO A MILADY DE WINTER

Ronco por la conjura del rancio Cavendish y el recio Blend , consagrado a estas bajuras como corsario indomable, y visiblemente agotado por los efectos secundarios de los números roucos, mientras su embriagada mirada se perdía oteando el horizonte senegalés de la Real, me confesaba la pasada madrugada el otro Conde, el del Athos, que cuarenta Tolstoi después recordaba a su verdugo con cierta compasión, sin atesorar rencor, aunque de tenerla a su merced, no dudaría en ajusticiar a Milady con sus propias manos, puños hipotecados por el odio en esos instantes de pesadilla despierto. Apelando al carácter del clima lo conduje a Las Viudas, y con el nimio esfuerzo de varios pinchos de queso, le arranqué una sonrisa con facilidad sumisa. Suspiré emocionado, un infierno después mi amigo estaba curado, y de Winter, probablemente bajo una manta de mármol, promocionando el Xacobeo en el báter de algún bar, o aterrorizada por los insectos que juguetean entre las sábanas de cartón de su cama cada vez que su conciencia no le permite dormir, cada noche en Insomnia sin Lord Brick.

CONSAGRARAS LAS FIESTAS

Recatado, humilde y desapercibido, tras impartir la extrema unción al rigor terminal ungiendo la sien de que-le-ha-pasado-rodríguez, el señor de las nóminas, abandonaré mi trinchera en dirección a la calle Noya, donde una costilleta me espera para reponer las fuerzas perdidas en la lucha diaria contra los calificados como desamparados por aquella chica que aspiraba a suceder a la de Calcuta. Dormiré la siesta, y una vez la luna cobije mi oscura figura, diez mil pasos me conducirán al Templo, donde no estará esperando Stone, uno de los pocos amigos que tengo y sin duda el más indolente con las agujas del reloj, además de enfermo crónico de incontinencia verbal, aunque uno ignora sus fernandadas tanto como a las críticas constructivas, que como la sana envidía, son invento de los hipócritas para invitarte a dar a luz. Sea, que no haya cola en la parada de taxi, nuestro particular tren de medianoche.

IMBATIBLE CABALLERO DEL HONOR!!!

" Las mocitas madrileñas van alegres y risueñas..."

A LA PUTA CALLE, JA, JA, JA !!!



COMO COMER ESPAGUETTI (Y III)

Fascina como la Bellucci a los tipos solitarios el ripio en Internet, escupir naufragios imputando al Lequio de turno las aflicciones que desconsuelan sus anodinas vidas, anhelando soñar despiertos y poseer lo que nunca se ha tenido, o imaginar que alguna vez la codicia de su alma fue saciada en el balneario que nunca fundó Walt Disney, el de Battle Creek . Otros sin embargo, presumen en la red, su supuesto talento a descubrir aflora cuando se convierten en el hombre-bobo, el ingenioso Pianista o Paquita la bruta, ya saben, aquella mujer que se bajaba las bragas a pedos: La marginación acude al blog para justificar una existencia sórdida, media botella de tinto barato consagrando la cena a base de congelados de cada noche y de postre, reto al solitario, guardando cola para que algún poeta bloguero cambie su suerte y que la Cábala de desgracias pase a alimentar al Momo de San Juan, alguien que cada desayuno les recuerde que los calcetines con los que acude a trabajar son de diferente tonalidad, que es mejor estar atento a esos detalles, y poner una lavadora de vez en cuando para evitar situaciones embarazosas, como no encontrar mudas limpias. De su oscuridad, nacen sus intrascendencias, sus grandiosos artículos que nos enseñan a comer espaguetti, pero no saben que a nadie le importa...

COMO COMER ESPAGUETTI (II)



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COMO COMER ESPAGUETTI

No se cortan ni se absorben. Se enrollan con el tenedor y se comen. Procure darse tiempo a la hora de enrollar la pasta en el tenedor. Es mejor tardar un poquito para que no queden colgando. Algunas personas se ayudan de una cuchara para que la tarea sea más sencilla, sobre todo cuando están acompañados de escurridizas salsas. El caso es que en Italia, cuna de la pasta, utilizar cuchara es una grave ofensa para su gastronomía. No obstante en el resto de países se impone la costumbre de ayudarse con la cuchara.
No crean que he perdido la cabeza, cuando me pase el empacho les contaré a cuento de que viene esta historia. Por cierto, ¿han leido Miguel Strogoff?


CUANDO UN AMIGO SE VA

La bendita tierra que nos alumbró aparenta haber sido olvidada por la mano de los hombres, cada año miles de gallegos deben abandonar su pais para ganarse las habichuelas alejados del lugar donde reside su corazón. Es duro ser emigrante, ser Vizconde de Valmont en la ciudad Condal, escuchar las voces amigas distorsionadas a través de un móvil o saber de los seres queridos conectándose a la deshumanizada Internet, pero no nos lamentemos más, de sobra sabemos lo que se muere en el alma cuando uno de los nuestros nos abandona, sin embargo como alguna vez he dicho, estamos formados en parte por ilusiones, la materia de la que se componen los sueños y la esperanza, la de que cuando el tiempo madure, celebraremos un nuevo regreso de Octopussy Castro. Buen viaje amigo.